19/12/2025 - 19/12/2025
Centro Andaluz de la Fotografía. Calle Pintor Díaz Molina, s/n. 04003-Almería
En esta conferencia, que tendrá lugar el próximo 19 de noviembre a las 17:30 horas, se pretende dar claves precisas y aclaradoras para la lectura de conjuntos de imágenes, independientemente de que se presenten en formato expositivo, audiovisual o en una publicación.
La conferencia Horizontes torcidos y corazones desenfocados es el anticipo del taller sobre narrativa visual que ofrecerá David Salcedo, fotógrafo y artista visual los días 20 y 21 de diciembre en el Centro Andaluz de la Fotografía
El facilitador de este taller es Juan David Salcedo Muñoz (Caravaca de la Cruz, Murcia, 1981), que es un fotógrafo y artista visual cuya trayectoria se distingue por una profunda conexión entre la experiencia vital y la práctica fotográfica. Su obra, marcada por una mirada sensible y reflexiva, explora la relación entre la luz, el tiempo y la memoria, haciendo de la fotografía un lenguaje emocional y, al mismo tiempo, un oficio riguroso.
Mi abuelo materno tuvo un colmado en el pueblo. Mi abuelo paterno hizo de todo entre Murcia y Mallorca y, mis abuelas, se desvivían cosiendo ropa y afrontado continuas preocupaciones. Mis padres tuvieron que emigrar a Cataluña y acabaron teniendo un bar en el que trabajábamos toda la familia. Yo, quizás, me tenía que haber quedado con el bar pero elegí el camino de la luz. No faltó quién me decía que sería difícil y duro, pero nadie en mi familia lo ha tenido fácil, ¿por qué yo iba a ser menos?
Los años de estudio me ayudaron a saber de técnica, metodología y a entender que la fotografía es un oficio. Los profesores me aconsejaron especializarme en moda para ganarme la vida, pero siempre fui más amigo de estar al aire libre. Bajo las nubes y el sol es donde aprendí a escuchar a la intuición que me guía para juntar los ojos y el corazón, dejé la paciencia y el cerebro para la mesa de edición. En todo lo demás sigo aprendiendo.
Hubo años aciagos, de decepciones, de silencio y parecía que la fotografía siempre estaba en otro lado diferente al que yo miraba. Apreté los dientes y continué con la cámara en la mano. Empezaron a haber exposiciones, catálogos, entrevistas, premios y algún que otro libro, sin estar aún seguro de haberme encontrado. La alegría fue grande, pero todo tiene un lado oscuro con el que es difícil lidiar. Aunque el cuerpo ya está acostumbrando a las caídas, el alma sabe levantarse y a mis ojos ya no les importa mirar donde aparentemente no hay nada.
Parece que todo fue un instante.



